¡¿QUÉ?! A ver a ver, empecemos por el principio o sea el paso 1, el abc de todo…
1) Necesitar, pues sí necesito cambiar pero la fisonomía y la pintura de mi casa. Y necesito remodelarla porque pues no se remodela sola. Pero no necesito cambiar de casa, porque es MI casa y ha sido así toda MI vida.
2) Necesito… necesito dinero, para seguir remodelándola, necesito vacaciones, necesito bajar de peso. ESAS, son MIS NECESIDADES, no de que un hombre venga a protegerme de nada.
Y vamos, no me malinterpreten, antes del “Ay ya empezó su discurso ultrafeminista blablablablabla…no necesita hombres porque ella chingona poderosa, luchona, etc.”
No, de verdad mi discurso no va por ahí. Soy de las que defienden que aunque puedo abrir sola un frasco de café, también me encanta voltear hacia el hombre que esté a mi lado y decirle “¡Ay!, me lo abres ¿porfis?”
A un hombre, verlo como necesidad es desde mi humilde punto de vista — que no es humilde y sí muy mío recuerden- algo así como convertirlo a un mero objeto. Si necesitara de un hombre que me cuide, contrataría un guardia de seguridad.
Un hombre es para mí alguien igual a mí, tan vulnerable como yo, tan lleno de miedos, inseguridades y sentimientos como yo. Una persona así como yo.
Una persona como aquella que encontró como última morada la sombra de mi querido Anselmo que espero la haya cobijado para bienestar en su camino hacia el otro lado de la luz.
NOTA: Días después de lo sucedido, nuestra casa fue una parada del viacrucis en la procesión de la colonia. Tal vez para muchos de ustedes no sea de importancia, pero para nosotros fue algo muy importante, como si desde allá arriba, al final alguien nos dijera que de una u otra forma nos protegen.
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