“No vuelva a decir carajo, se lo he pedido muchas veces, por favor- le comentó ella en el tono más tranquilo y educado como le fue posible.
Se quedó callado: “Pinche vieja”.- pensó — “No es una grosería, si lo buscas en el diccionario verás que no lo es… Es que… estás despedida!”, le gritó él al otro lado del teléfono y tan fuerte se escuchó que la chica que acababa de entrar y estaba enfrente de ella, se espantó ya que a él lo conocía de una forma más familiar y jamás lo había visto de ese modo.
Ella abrió los ojos y por un momento sintió miedo, “chale, lo único que me faltaba”, y discutieron… otra vez. El personal de ese piso estaba acostumbrado a esas discusiones y mientras unos hacían roll-eyes, otros cerraban sus puertas y otros tomaban sus laptops y celulares y bajaban a otro piso a no escuchar el pleito, otra vez. ¿Por qué discutían? Por lo que fuera, estaban discutiendo y punto.
Ella se levantó con lágrimas de tristeza y enojo y con el coraje entripado y transfirió la llamada a su privado. Ahí lo siguió escuchando y solamente le dijo: “¿Por qué me odia? ¿Por qué si todo lo que hago según usted está mal hecho? ¿Por qué no me despidió antes?”
“-FÍ JA TE muy bien lo que estás hablando, jamás he dicho que te odio”.-
“Yo jamás le he gritado, ¡JAMÁS! Y no porque sea mi jefe, va más allá de eso, es por decencia y como se lo dije primero me muerdo una y la mitad de la otra (¡Cómo fui a decirle eso, ¿en que pensaba?- se dijo ella en su cabeza) antes que faltarle el respeto.
Y así se fueron entre dimes y diretes, ella le contestó sobre sus llegadas tardes y el replicó que jamás le ha reclamado sobre sus llegadas tarde. A lo cual ella del otro lado del teléfono hizo una mueca y pensó “cabrón, me ganaste, tienes razón. Punto para ti”.-
Después de casi 10 minutos de discusión, al final ella encontró el porque de su enojo y desesperación. Que no correspondía ni tenía que ver nada con ella. Gajes del oficio tal vez. Así que suspiró y le dijo: “OK, no voy a discutir, sé elegir mis batallas y con usted no será la excepción, le doy la razón no sin antes decirle que eso no quiere decir que le doy el avión porque también es falta de respeto a su inteligencia y persona. Sí cuando regrese no quiere verme en la oficina, no puedo hacer nada al respecto. Dígame a quien entrego y lo hago con profesionalismo porque no me iré así como adolescente berrinchuda.
“Pues ya te diré a quien”.-
“Perfecto, (como si fuera entregar un pinche lápiz, pendejo)”.-
Colgó y salió de la oficina con los ojos vidriosos, todo mundo la veía callado, “dead woman walking” dijo un junior.
“-Si a ella que es su mano derecha le hizo eso, ¿qué me espera a mí?”- pensó otra.
Bajó a recursos humanos y el pasillo la veía entre asombrado y con miedo. “Dios, los chismes corren más rápido que la quincena caray”.- Ya más tranquila entro con la Gerente General y el director de RRHH.
“Imagino que ya saben a que vengo”.- les dijo en el tono más relajado posible.
“Sí”.- dijo el Director de RRHH- Me dijo que empezara a buscar gente, ¿pero que pasó?”.-
Más tranquila y con mucho sentimiento y lágrimas, les contó lo sucedido. Ellos le preguntaron que haría, si se iría en ese momento y ella se enderezó y respondió que jamás, que ni loca haría eso porque por mucho que la había despedido no iba a dejar botado algo nada más porque si, “ética o pendejez” como quieran decirle.
“Pero, ¿crees que pueda arreglarse? ¿Y si te esperas a que llegue?- Preguntó la directora general.
“Ah por supuesto, ni modo de irme y dejar el botadero, que a veces ganas no me faltan pero y luego qué?”-
Y ahí, en ese preciso momento fue cuando el Director de RRHH soltó la bomba:
“Es que mijita lo de ustedes…”
“¡NI SE TE OCURRA!”- Se dijo ella en sus adentros.
“…ya está muy denso, hasta parece”.-
“NO POR FAVOR, ¡NO LO DIGAS”.- Siguió gritando en su mente.
“MA…-
“NO, TERMINES LA PALABRA PLIS”.-
“TRI…-
“NO, NO, NO ¿QUE NADIE PUEDE VENIR A INTERRUMPIR?”
“MONIO”.-
Ella cerró los ojos y resopló. “LO TUVO QUE DECIR, ESTO YA ESTÁ MALDITO”.
Lo vio muy seria y con el ceño fruncido.
“O sea no lo tomes a mal, pero mira, le tienes paciencia de santo, no te da miedo, le contestas pero has sabido como le ontestas, él también ya sabe tus mañas, y pues aunque no quieras a veces esa complicidad es como de matrimonio”.-
“Chale, esa es su concepción del matrimonio?.-
“No, pero pues parece mentira muchos jefes y sus asistentes se llevan así. Y sí parece matrimonio pero no lo es”.-
“Pues no, porque…” — Se quedó pensando y le atravesó un pensamiento extraño, .- “Pues no”.-
Al día siguiente él llegó y le pidió pendientes y cosas como si nada hubiera pasado y ella le contestó de la misma forma. Como si nada hubiera pasado.
Otra vez.
Al final del día ella revisó sus correos y mensajes de teléfono. Vio el screenshot que guardó en su teléfono. Dudo unos momentos y al final del día se lo reenvió.
“¿Cuál? ¿Cual de todos estos conceptos de carajo quiso decirme? porque hasta esto significa” La última definición era PENE.
El recibió el mensaje y no lo abrió si no hasta pasada la medianoche.
“¡Carajo!.- Se dijo y sonrió.